Mucho se ha discutido en los últimos años en diferentes partes del mundo, especialmente en Europa, con respecto a la "crisis migratoria". Cientos de noticias inundan día a día los diarios internacionales con alarmantes titulares que pronostican de manera amenazante que desde países como Siria, Afganistán o desde la misma África Subsahariana, millares de personas huyen buscando un nuevo y mejor futuro en Europa. Estas noticias junto con las producidas desde el hemisferio occidental en donde Estados Unidos advierte un fortalecimiento de sus patrullas fronterizas y la construcción de un muro con México, han llevado a un panorama de caos mundial en relación con el "problema migratorio".
Las implicaciones políticas que los movimientos migratorios han tenido en los últimos años son notables. Solo basta con ver cómo las relaciones entre la Union Europea y el Reino Unido se han deteriorado hasta el punto de consolidar una pronta separación por medio del Brexit, precisamente motivado por el número creciente de "inmigrantes europeos" en suelos británicos. Así mismo, en el continente americano la OEA y la Mercosur han ratificado su rechazo a las políticas tomadas por el presidente venezolano Nicolas Maduro, llevando en el caso de la Mercosur a la suspensión temporal de Venezuela como estado miembro. Lo que ha implicado que la libre movilidad de ciudadanos venezolanos entre Estados miembros de la Mercosur sea limitada. Siendo en algunos casos rechazados en ciertos países americanos por su nacionalidad, sin que puedan seguir ejerciendo su derecho a trabajo y residencia en los países de la Mercosur.
Pese a estos problemas y al escándalo mediático que se le ha dado al tema migratorio, aún quedan muchos vacíos y preguntas por responder: ¿Quiénes son esos que llamamos migrantes? ¿De dónde vienen? ¿Cuáles son sus verdaderas implicaciones en los países a los que se dirigen? y, por último y no por ello menos importante, ¿Cómo los discursos políticos en los últimos años han incorporado y politizado el concepto de
migrante
a su favor?
Desde comienzos del milenio, hemos atendido a una nueva y recrudecida ola migratoria que se ha distinguido por su masificación y mediatización. Es ahora cuando todas las crisis que antes habían sido ignoradas en la mayor parte del mundo parecen tener un orden y una misma bandera. Las avanzadas de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos, los cientos de intentos que realizan clandestinamente africanos desde las costas de Libia y Marruecos para llegar a España o Italia, los sirios que cruzan de Turquía a Grecia, la profunda crisis política y económica por la que pasa Venezuela y que ha expulsado a más de 3 millones de venezolanos, entre otros fenómenos migratorios, ha llevado a coincidir en la idea de que estamos frente a una: "crisis migratoria mundial".
En los diarios se menciona que quienes llegan deterioran la calidad de vida de los nacionales, puesto que los privilegios de los locales se ven amenazados por una horda de migrantes que acechan con usurpárselos. De ahí, que no dejen de cesar noticias que culpan a los migrantes de los males estructurales de sus países: desempleo, delincuencia, pobreza, marginalidad, entre otros. Bien sea en Colombia, Estados Unidos, Turquía, o en cualquier país europeo, la "crisis" se ve inminente. Incluso algunos lideres políticos han llamado a la construcción apresurada de muros que prohíban y detengan el paso de los migrantes, como si se tratara de la mejor decisión posible ante momentos de incertidumbre. Esta sin duda es solo una solución que pretende tapar el sol con un dedo, puesto que las causas por las que personas deciden cruzar desiertos, mares y selvas tienen diversos orígenes por lo que una solución debe ir mucho más allá que un simple muro que se entiende como contención más no como solución al problema real.
Si bien el panorama es mucho más complejo de lo que parece ser, solo basta con hilar finamente entre esta nebulosa para poder asignarle un nombre específico a cada problema y así diferenciarlo de otros. En muchos de los casos, no se trata de personas que simplemente migran porque sí, lo que nos lleva al error de malinterpretar connotaciones y palabras cuando hablamos del panorama migratorio mundial. De hecho, en muchos casos dentro de la opinión pública esta "horda migrante" parece hablar de todos quienes no se adaptan al molde del "ser un nacional ideal". Hablan de ese "otro" que se aleja del ideal de un "nosotros", ese ideal que está arraigado con unos valores y pertenencias nacionales intrínsecamente ligado a unas normativas raciales, sociales, políticas, étnicas y lingüísticas. Por lo que en algunos casos esta falta de diferenciación, nos lleva a adoptar nociones e incluir dentro de los migrantes a grupos que no estaban antes relacionados y que no poseen unas mismas características. El ejemplo es claro cuando en los diarios se habla de un "migrante" musulmán de origen francés cuya nacionalidad es la francesa y su lengua materna también es el francés; o bien, cuando se habla de los "migrantes" de Europa del este que trabajan en Francia, España, Alemania o Reino unido y que sin embargo cuentan con el derecho de hacerlo ya que pertenecen a una entidad supranacional (Union Europea) que les permite trabajar y residir en cualquier país miembro, por lo que son ciudadanos que ejercen unos derechos y se alejan de lo que conceptualmente es un
migrante
. Pues bien, esta personas comúnmente se incluyen dentro de lo que consideramos "migrante" pero no lo son debido a sus condiciones sociales y sobre todo legales.
Ahora bien, en los estudios migratorios se diferencian dos grandes categorías de migrantes: los voluntarios y los involuntarios. Dentro de los primeros, se acogen estudiantes, trabajadores expatriados, personas que viajan para reunirse con parte de su familia y migrantes económicos. Estos se caracterizan porque no están huyendo de una situación que los obligue a dejar sus países, es decir, para ellos salir del país no es su única opción de vida. Mientras que los migrantes involuntarios se caracterizan por tener miedos fundados de persecución que amenazan directamente su vida y bienestar, por lo que se ven en la obligación de dejar sus hogares para poder estar a salvo. Para los migrantes forzados salir del país es la única opción de vida posible. En este grupo se encuentran quienes huyen de la guerra, los que han sido amenazados por sus posturas políticas y quienes lo han perdido todo por una catástrofe natural.
Teniendo esta imagen clara podemos entrar a detallar más en las categorías que hoy en día están siendo politizadas con el ánimo de culpar y deslegitimar a un grupo de personas que sin embargo cuentan con unos derechos específicos debido a su estatus migratorio. Fue en la convención de 1951 que más de 140 países consolidaron y firmaron el tratado que definiría quienes serían tratados como refugiados y cuales deberían ser los protocolos a seguir. Fue en el año 1951 en el que se formuló dicha política trasnacional debido a que pocos años atrás Europa había salido de la guerra más devastadora que había sufrido hasta la fecha. La Segunda Guerra Mundial dejó como resultado millones de personas sin hogar que tuvieron que buscar nuevas oportunidades en diferentes países del mundo, además del conocido caso de persecución a los judíos. Fue debido a estas razones que en 1951 se formuló la política de acogida a los que en ese entonces inundaban las salas de espera de las oficinas migratorias: los refugiados europeos. En esta convención las Naciones Unidas definieron unas bases para distinguir a los refugiados:
- " Quienes, como resultado de los acontecimientos ocurridos antes del 1.º de enero de 1951 y debido a
fundados temores de ser perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a
determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentren fuera del país de su nacionalidad y no
puedan o, a causa de dichos temores, no quieran acogerse a la protección de tal país; o que,
careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país
donde antes tuvieran su residencia habitual, no puedan o, a causa de dichos temores, no quiera
regresar a él"
En este apartado la clausula es clara: "como resultado de los acontecimientos ocurridos antes del 1° de enero de 1951". Este acuerdo fue firmado por la siguiente lista de países (Mapa 1) que hasta hoy en día continúan aplicando dicha política pero con una diferencia: el protocolo de 1967. En este protocolo las Naciones Unidas decidieron modificar el convenio, especificando que cualquier evento adverso ocurrido después de 1967 seria también tenido en cuenta como motivo para justificar la condición de refugiado.